La película Drácula de Coppola de 1992, titulada Drácula de Bram Stoker para darle crédito a quien lo merece, todavía se considera una de las últimas grandes películas de terror gótico sobre vampiros. Se pueden ver elementos de terror gótico en Los Otros, Crimson Peak de Guillermo del Toro y muchas películas de Tim Burton. Pero estas películas rara vez toman el terror gótico por los cuernos como lo hizo la película de Coppola. Crimson Peak es más una historia de amor que una película de terror y Burton a menudo le da un giro peculiar e irónico a los tropos de terror, como con los vampiros estrafalarios y muy iluminados de Dark Shadows.

Parece que Nosferatu no solo honrará este estilo del género, sino que será el mejor ejemplo de él en años. Las películas de Drácula de Universal con Bela Lugosi y las de Hammer con Christopher Lee siempre serán las interpretaciones cinematográficas más emblemáticas de Drácula, pero siempre me ha gustado el Drácula de Gary Oldman de la versión de Coppola. Con su rica paleta de colores, sus actuaciones exageradas y su suntuosa escenografía, Drácula de Bram Stoker es la visualización perfecta del estilo gótico de la novela de Stoker. Basándose en la cinematografía que se ve en el tráiler, Eggers toma prestado ese estilo en su propia adaptación de Drácula.